Surf-Punk par de Ases | Por: J.C. Quiz
La noche se llenó de cerveza, chicas enmascaradas, música surf y punk rock. Comenzando diciembre con sus series de luz, piñatas y detalles navideños es como el escenario estaba decorado para el toquín del Pasagüero que se vivió este fin de semana.
Llegando, la noche fría, el olor a comida de quienes cenaban antes de entrar a ver rock se sentía al llegar a las inmediaciones. La venta de máscaras de luchadores no se hacían esperar afuera, de todos colores, brillantes con algunos acabados metálicos, así es como empezaba una noche tranquila para convertirla en demolición.
Entrando a pedir el trago para ponernos a tono con el rock, algunos “godínes” llegaban al lugar, cansados del atareo de la vida diaria ¿por qué no aflojar la corbata y el traje para ir a mover el cuerpo al ritmo del surf y del punk? El punk comenzaba con Juana La Rodillona, muy buena banda con un punk directo, seco, crudo. La gente no llenaba aún el lugar pero movían la cabeza a la par del ruido que salía de sus gargantas y sus instrumentos. Algunos impacientes ya pedían por el Acapulco Perdido, pero ¡hey! tranquilos si esto apenas empieza.
Juana La Rodillona mencionaba Ayotzinapa, contaban hasta 43, algunos seguían el aliento, el número, el grito, otros se fundían con la obscuridad de la barra para ir a platicar con los amigos, echar más chela o sólo estar espectantes. Terminaban su punk para dar paso a los principales, Lost Acapulco. Mientras platicando un rato con los Juana, la pura onda, una banda que va creciendo con una buena vibra que se percibe con rolas como Tu Nación o la Estación de Dios.
Se acercaban los Acapulco, que buena banda es, bandota. Su staff afinaba sus instrumentos, preparaban el escenario, sacaban botellas de Jack Daniels para dejarlas estratégicamente en el escenario y no sufrieran de sed, esa sed que te da en el rock, esa sed que a veces trae males de amor. Comenzaba a llenarse más el lugar, se aglutinaba la gente al frente, unas vallas dividían hacia el escenario pero dejaban muy cerca a los luchadores músicos.
Comenzaban a raspar su surf luchando a la par de sus instrumentos para dar un recital chingón, recordé entonces el -> Izcalli Fest, se dejaban sentir aquellas notas, dando un concierto ahora más pequeño pero con el mismo desmadre. El mar de gente ya hacía oleadas al ritmo de su música, algunas enmascaradas se subían a los hombros de alguien y echaban lo que podían de surf con aquel espacio restringido. Las canciones navideñas se escuchaban como la conocida Campanas de Belén tocada al ritmo de rock, tocada a ritmo de surf, alucín que se escuchaba chingón. Así como esa se escuchaban varias más, muy buena adaptación a su estilo para después surfear con sus propias rolas para desquiciar el Pasagüero, pero una rola clásica fue la que me pegó… El Garage de Gina Monster, todo mundo cantando, todo mundo brincando, los recuerdos de esta canción se apoderaban de mí después de años sin escucharla.
Terminaban su toquín para encontrarme con el buen Crunchy mientras yo vagaba por el lugar, y como aquel día del Izcalli Fest no pude dejar de acercarme para decir: Que chingón estuvo.