Goserías = Felicidad | Por: Ifigenia Hendrix
Well! Well! Well!
Queridos lectores los he extrañado, estoy de regreso una vez más. Perdonen ustedes pero ya saben como corre la vida llena de locuras, chambas y vicios… ¡Sí! ¡Dije vicios! No se espanten solamente siempre hay que saber el por qué y para qué en un buen camino.
¡Con una chingada! Hablar así ahora dice la ciencia que te hace más feliz… ¿Neta? No me siento tan en plenitud y miren que a diario hablo con “palabrotas”. Veamos… Todo mundo dice groserías pero hay personas que dicen groserías moderadamente o con chiste, a diferencia de otras que son ñeras ñeras bien pinches del nabo mal habladas (ejemplo claro yo). Sin embargo un estudio publicado en Psicology Today dice que hablar con groserías te hace más feliz, what? WTF!
Richard Stephens, psicólogo de la Universidad de Keele en Inglaterra da sus resultados en base a unos experimentos hechos:
Las groserías tiene un efecto analgésico. Es como un desahogo para el momento y sacar lo que se trae dentro.
Las groserías te hacen sentir más fuerte. Aumenta tu confianza al darle menos importancia a tus debilidades y nos hacen tener mejor control sobre nuestras propias reacciones.
Las groserías no significan que seas vulgar. ¿Neta? ¡Cámarasss pinche mamarracho! Se escuchó vulgar… la neta; pero según esto dice el psicólogo que nada que ver, que por lo regular se asocia a las personas mal habladas con una falta de vocabulario pero que eso no es verdad.
Las groserías funcionan como mecanismo de defensa. Son un método de supervivencia ¿cómo pueden expresar los seres humanos su dolor o frustración?
Las groserías te hacen más sociable. De acuerdo con psicólogos, las personas que dicen groserías por lo general son honestas, abiertas y más relajadas.
Las groserías te ayudan a enfatizar. A veces no hay palabras suficientes pero las groserías le dan peso a lo que quieres expresar.
Las groserías significan que eres una persona sana. Al usar groserías se acelera la circulación, se liberan endorfinas y nos proveen de sensaciones de calma, control y bienestar. Se trata de no confundir groserías con enojo.
Este… ¿neta? Hay dos que tres mamadas (dije una grosería, soy re feliz… En serio, miren 😀 ) que no me creo y que podrían tener varias vertientes y demás ángulos a debatir. Posiblemente sí, decir groserías es parte de nuestra cultura y en ocasiones nos ayudan en varios puntos pero tampoco es que todos seamos felices paseándonos por la vida diciendo cualquier cantidad de jaladas ¿o sí?
Ah! también por ahí hay otro estudio que según dice que los jóvenes que utilizan “malas palabras” al hablar demuestran mayor capacidad para combinar palabras de una manera creativa. Maybe… Igual y hasta aquí caben los albureros ¿no?
Si algún padre de familia está leyendo esto, no me pinches reclamen a mí, favor de reclamarle a la ciencia o sus psicólogos de cabecera… Al fin y al cabo como siempre les digo: un mundo bien bizarro.
Y ahora que me quedé pensando como 30 mins viendo la pantalla sin hacer nada me llegó una idea, si se supone está bien decirlas entonces puedo re mega pinches hiper putear o decirles a los mamadores editores de aquí ¿Ya ven? No me censuren. ¡Ya llegué otra vez culeros! Jajajaja… Algo es cierto, uno sí se desahoga.