Surf Rock Night! | Por: Ifigenia Hendrix
Well! Well! Well! Fui al Lunario del Auditorio Nacional, Lost Acapulco tocaba. Cordial invitación por parte de los de Editorial… ¿pero qué creen? ¡Sólo me dieron un pinche boleto! A ver sí ya son menos codos ojetitos. Tampoco me dolió tanto, es mejor andar de soledad para no aguantar pendej@s a tu alrededor y enfocarte a lo que vas… Igual creo lo saben y por eso me la hicieron, no sé, mandaré un mail altisonante, ahí lo esperan ¡eh weyes!
Para empezar a relatarles, como ya es costumbre mía que vivo del viaje y las excentricidades no sabía llegar. Y eso que ya había ido ¡sí, sí! Ifi a veces también se pierde en el mundo moderno. Anyway!
Llegue y me encontré ya lleno el lugar mientras los Acapulcos daban los primeros raspones de su surf rock crazy. Obviamente me llegó la sed como a cada evento que voy ¿y qué creen? ¡No había chelas! Me mandaron a buscarla afuera, donde está el bar. No sabía que era para todas las edades el toquín… y ya sabrán como la ansiedad me ganaba ¿verdad? ¡No mamar! Necesitaba relajarme un poco, no me gusta tener tensión en este tipo de desmadres ¡Jaja! Fui por una cerveza pero de ahí ya no podía salir hacia donde estaba el escenario, así que al horizonte pude ver como los Lost Acapulco se rifaban. Que bien su sonido, ese rock diferente que te hace querer echar bailongo y disfrutar.
Por ahí leí comentarios que estuvo “fresa”… Si están acostumbrados a los eventos masivos… obvio, para todas las edades más obvio. La parte chingona es ver a chavitos que andan agarrando el gusto por ese estilo de música con sus padres inculcándoles buen rock, no chingaderas que cómo diría el Warpig: “¿Ya se cansaron? ¿Quieren qué les toquemos una de ******?” Mientras la gente gritaba: “¡No!”. No digo a quiénes mencionó porque eran bastantes y me da weba ¿y para qué chingados no van? La neta ¡Jaja! Sí, soy una mamada lo sé.
Entre mi sed y delirio fue cuando ví a su guitarro Crunchy bajar del escenario para tocar en frente de la barra que separa al público mientras en las pantallas ponían ilustraciones y animaciones de luchadores. Uno de sus invitados fue Chavo de Austin TV así como en otras piezas músicos de metales. Tuvieron rolas desde lo acústico hasta lo prendido, fue una variedad chida, un grupito armaba el slam de vez en cuando mientras otros bailaban al ritmo surf con sus máscaras puestas. Entre cambios de segmentos e instrumentos había mucho espacio de tiempo muerto aunque sirvió para que la banda chelera se fuera a echar el respectivo trago al bar y regresar a verlos bien en escenario.
Tenía rato de no escuchar a los Acapulco, ahora tienen nuevo disco, nuevas rolas pero siempre me ha gustado la onda que traen diferente a lo que hay, no como ya he dicho sobre bandas que van tocando siempre lo mismo en décadas, esos sí ya dan W-E-B-A viviendo de algunos hits medio haciendo “discos nuevos” pero al final dando lo mismo de lo mesmo y que se sienten wow… ¡pff! ¡Vomitorium!
Saliendo la noche era digna de un cuento romántico y fresca como playa con aire de buena vibra… Y este relax me lo rompieron como siempre los pinches taxistas abusivos que por ahí andaban ¡hasta parecen buitres cabrones! Ya nada más de mamada tanteo cuánto cobran, y ya saben uno te dice un precio y el otro uno diferente… Pero al final ¡mercenarios! hacen que mis intestinos se agobien.
Y pues… ¡No empedé! ¿Orgullo debería sentir? Pues no, así no soy yo ¡Ja! Terminando llegué a casa a echarme unos tragos de “a buró” como dicen, con alguno que otro caramelo para dormir a gusto y engañar a mi cerebro que estuve de reventón toda la noche.